Emily Lawrenson
Qustodio writer
El 2020 fue, sin ningún género de duda, el año en el que la tecnología terminó de coronarse como un componente esencial del sistema educativo de muchos países del mundo. Aunque su uso en los colegios empezó a aumentar hace unos años, la pandemia global le ha dado el espaldarazo definitivo para convertirse un elemento integral de la vida en las aulas —desde las herramientas de aprendizaje a distancia a esas extraordinarias aplicaciones educativas que permiten a nuestros hijos aprender de formas nuevas y emocionantes—.
Y, aunque es cierto que los dispositivos tecnológicos han pasado a ser una herramienta fundamental para los padres, los profesores y los propios niños, no podemos evitar tener la sensación de que cada vez nos cuesta más controlar el tiempo que pasamos delante de la pantalla, tanto por motivos educativos como lúdicos. El abuso de la tecnología no perjudica únicamente a los más pequeños; de ahí que toda la familia pueda beneficiarse del uso de estrategias para gestionar su actividad digital y equilibrar el trabajo, su vida personal y los dispositivos tecnológicos que utilizan en ambos ámbitos. La verdadera pregunta es cuál es la forma más efectiva de lograr este objetivo. No te pierdas las recomendaciones que te hemos preparado para encontrar el equilibrio entre tecnología y aprendizaje, ayudar a los tuyos a desarrollar unos hábitos digitales saludables y sacar el máximo partido de las pantallas juntos.
1. Decide cuándo, cómo y dónde pueden usar las pantallas.
Crear una rutina digital adaptada en función de la edad de nuestros hijos puede facilitarnos enormemente las cosas y, además, les ayuda a tomar conciencia de cuáles son sus límites en el mundo digital. Si vas a elaborar una rutina digital para tu familia, ten en cuenta en qué momentos pueden utilizar tus hijos los dispositivos tecnológicos, en qué lugares van a hacerlo y qué uso pueden darles. Si no quieres tener que configurar temporizadores y estar pendiente constantemente del reloj para saber cuándo pueden acceder a determinados dispositivos, considera la posibilidad de utilizar una herramienta de control parental para ayudarte a configurar unos horarios de descanso. De esta forma, podrás planificarlo todo con antelación y concentrarte en los momentos que pasáis en familia.
Por ejemplo, si tus hijos utilizan un dispositivo propiedad del colegio, como un Chromebook, asegúrate de que comprendan que no pueden darle un uso personal (es decir, que no podrán utilizarlo para revisar las redes sociales, reproducir vídeo en streaming ni navegar por Internet si estas actividades no están directamente relacionadas con sus tareas escolares). Del mismo modo, si disponen de un dispositivo personal, como un teléfono móvil, recomiéndales que se abstengan de usarlo para hacer los deberes.
Si les ayudas a diferenciar los dispositivos personales de los escolares, podrán establecer una división clara entre los momentos en los que utilizan la tecnología con fines escolares y los momentos en los que la utilizan con fines domésticos. Asimismo, te recomendamos que consideres también en qué lugares soléis usar cada dispositivo. Puede que prefieras que jueguen a los videojuegos en las áreas comunes y que hagan los deberes en algún tipo de estudio o en un escritorio en una habitación reservada específicamente para ello. Estas reglas también pueden serte de utilidad a la hora de separar tu vida laboral de la familiar si utilizas algún dispositivo empresarial.
2. Sé selectivo en cuanto al contenido que ven en la televisión o en las plataformas de vídeo.
A muchos de nosotros nos encanta aprender cosas nuevas a través de programas de televisión y YouTube, y es innegable que los contenidos en vídeo pueden ser una excelente herramienta a la hora de asimilar información y descubrir temas nuevos. Sin embargo, ¿qué porcentaje del material que aparece en los canales «educativos» de YouTube está realmente orientado al aprendizaje? Aunque la plataforma dispone de una categoría específica para este tipo de contenidos, es difícil controlar los vídeos a nivel individual, lo que significa que gran parte del contenido de esta categoría no es particularmente educativo, y, en algunos casos, la información que aparece en ellos puede ser inexacta.
A continuación encontrarás algunas de las medidas que puedes tomar para ayudar a tus hijos a consumir series de televisión para su edad y vídeos online de calidad:
- Desactiva la función de reproducción automática de YouTube. Los vídeos que sugiere esta función no siempre están relacionados con el contenido que hemos consumido anteriormente. Además, la reproducción automática anima a los usuarios a reproducir un vídeo tras otro, lo que aumenta las probabilidades de que terminemos viendo vídeos de forma aleatoria y hace que nos cueste más controlar el tiempo que pasamos delante de la pantalla.
- Averigua qué vídeos ven y revisa su contenido. Comprueba qué programas de televisión ven tus hijos y evalúa su valor educativo. Si aprendes a diferenciar los programas educativos de aquellos que son mero entretenimiento (evidentemente, hay algunos que entrarán en ambas categorías) podrás asegurarte de que dediquen parte del tiempo que usan las pantallas a consumir contenidos educativos, y después dejar que vean programas y películas normales durante los momentos en que disfrutáis juntos de la tecnología.
- Descubre qué tipo de contenidos prefieren. Las herramientas como Qustodio pueden ayudarte a descubrir qué tipos de vídeos les gusta ver en YouTube. Las opciones de control parental para YouTube que incluye nuestra aplicación te permiten ver una lista de los vídeos que han visto y las búsquedas que han realizado en la plataforma. De esta forma, te resultará más fácil entender qué les interesa y sugerirles alternativas si consideras que el contenido no es adecuado para ellos.
- Acompáñales durante el visionado. Disfrutad juntos de los contenidos educativos, tanto si están relacionados con los deberes como si no. Hay muchos temas interesantes sobre los que toda la familia puede aprender a través de documentales, programas de historia y otro tipo de contenidos de calidad. Además, a tus hijos les encantará tener la oportunidad de compartir contigo sus aficiones.
3. Establece unos horarios de descanso para ayudarles a desconectar de la tecnología y disfrutar de actividades en el mundo real.
Pasar demasiadas horas delante de la pantalla sin descansar puede afectar negativamente a la capacidad de concentración, la calidad de sueño y la salud visual de tus hijos, sobre todo si tienen que concentrarse en los deberes durante largos periodos de tiempo. Si quieres ayudarles a encontrar el equilibrio entre tecnología y aprendizaje, es preferible que realicen pequeñas pausas de unos cinco o diez minutos cada hora en lugar de descansar durante un periodo de tiempo más largo después de pasar varias horas seguidas utilizando los dispositivos electrónicos. Prueba a ayudarles a encontrar el mejor momento para tomarse un descanso mientras hacen los deberes y levantarse, ir a buscar un vaso de agua, dar un pequeño paseo al aire libre o cualquier otra cosa que les ayude a desconectar y a recuperar la concentración.
Asimismo, ofréceles actividades alternativas que les permitan descansar de las pantallas en otros momentos del día. De esta forma, les ayudarás a alcanzar cierto grado de equilibrio a nivel general y evitarás que utilicen la tecnología como medio de entretenimiento inmediatamente después de haberse pasado varias horas delante de una pantalla mientras hacían los deberes. Si tus hijos no tienen ninguna afición en el mundo real, anímales a encontrar alguna actividad de la que puedan disfrutar y que no implique el uso de dispositivos tecnológicos. Haced una salida en familia, aunque sea solo para dar un pequeño paseo alrededor de vuestro edificio, o practicad juntos algún tipo de ejercicio. Compartir con ellos los momentos en los que desconectan de las pantallas es una buena forma de estrechar lazos con ellos y darles buen ejemplo a la hora de desarrollar unos hábitos digitales saludables.
4. Evita el uso de la tecnología antes de iros a la cama.
Todos sabemos que las pantallas afectan al sueño, pero ahora que vivimos literalmente rodeados de dispositivos —desde videoconsolas a smart TV—, muchas veces nos cuesta desconectar antes de acostarnos. El problema de las pantallas es que emiten luz azul, la cual afecta a la producción natural de melatonina (la hormona que nos indica cuándo ha llegado el momento de irnos a dormir) de nuestro cuerpo. Los niños necesitan una noche de sueño reparador para prepararse para el día siguiente, de modo que ayúdales a relajarse como es debido y a mejorar su calidad de sueño desconectando las pantallas una hora antes de irse a la cama.
Asimismo, es importante evitar que utilicen los dispositivos electrónicos en el dormitorio siempre que sea posible. Si duermen con el teléfono u otro tipo de dispositivos electrónicos en el dormitorio, es posible que se sientan tentados de revisar las notificaciones si se despiertan durante la noche o que le roben horas al sueño para utilizar un poco más los dispositivos electrónicos en su habitación antes de acostarse.
5. Aprende a gestionar tus expectativas respecto al uso que hacen de la tecnología.
A medida que aprendemos a adaptarnos a este mundo hiperconectado, cada vez resulta más evidente que no podemos escapar de la tecnología. Nuestra recomendación es que, en vez de centrarte en limitar totalmente el uso de este tipo de dispositivos, ayudes a tus hijos a desarrollar unos hábitos digitales saludables y disfrutéis juntos de las ventajas que os ofrece la tecnología. Los niños aprenden de lo que ven, de modo que, si les das buen ejemplo a la hora de usar los dispositivos tecnológicos, también les resultará más fácil comprender qué esperas de ellos en este sentido.
La mejor forma de ayudar a tus hijos a encontrar el equilibrio entre tecnología y aprendizaje (y otras actividades importantes), es ofrecerles alternativas que les permitan aprender y desarrollarse y que no impliquen el uso de la tecnología, como la lectura o las sesiones de juegos de mesa en familia. Como sucede siempre en la vida, la base de cualquier relación sana es la moderación, y la tecnología no es una excepción.