Dra. Nicole Beurkens
Psicóloga infantil
Los problemas de autoestima corporal nos afectan prácticamente a todos en mayor o menor medida, incluidos los más pequeños y los adolescentes. Hasta dos tercios de los niños están insatisfechos con algún aspecto de su imagen, como el peso, el acné o una característica física determinada, por mencionar solo algunos. Aunque los casos de baja autoestima corporal se dan con más frecuencia en las niñas que en los niños, este trastorno aparece en ambos sexos y en personas de todas las edades. Los problemas relacionados con la autopercepción corporal empiezan a edades mucho más tempranas de lo que la mayoría de los padres supone, y pueden tener un impacto negativo en la salud de nuestros hijos antes incluso de que lleguen a la edad escolar.
Hay multitud de factores que influyen en la imagen que los niños tienen de sí mismos y de sus cuerpos a medida que crecen, y uno de ellos es el tiempo que pasan en las redes sociales.
¿Cómo afectan las redes sociales a la imagen corporal?
Las redes sociales ofrecen muchas ventajas a grandes y pequeños, pero hay algunos riesgos relacionados con la percepción corporal de los que los padres deben ser conscientes. Uno de los principales problemas tiene que ver con las comparaciones en general y, concretamente, con las comparaciones relativas a la apariencia física. Muchos niños dan por sentado que la imagen que muestran las personas de las fotos y los vídeos de Internet es lo «normal», y que si ellos no tienen ese aspecto, les pasa algo malo.
Evidentemente, en un mundo dominado por los filtros, el Photoshop, los trucos de iluminación y los ángulos de cámara, la mayoría de las caras y los cuerpos que los niños ven en las redes sociales son cualquier cosa menos normales. Sin embargo, nuestros hijos no suelen ser conscientes de este hecho y comparan sus cuerpos y sus facciones con las imágenes idealizadas y poco realistas que ven en Internet. Y, en su mente, ellos nunca están a la altura de ese ideal.
Las reacciones en las redes sociales y la imagen corporal de los adolescentes
Otro aspecto problemático son los me gusta y los comentarios que permiten otorgar estas plataformas, y el hecho de que los niños intenten adoptar un aspecto específico para recibir más reacciones positivas por parte de sus amigos (e incluso de desconocidos). Según una encuesta reciente, el 41% de las niñas afirma que utiliza las redes sociales «para parecer más guay». Algunos de mis pacientes adolescentes me aseguran que si no reciben un determinado número de me gusta o de comentarios favorables en una foto suya durante los primeros minutos después de publicarla, empiezan a sentirse mal consigo mismos, dan por sentado que no es una buena foto y la eliminan.
Los padres también deben ser conscientes del bombardeo de mensajes abiertamente ofensivos y de acoso relacionados con la imagen corporal al que están sometidos los usuarios de estas plataformas. Este aspecto negativo de las redes sociales puede incluir desde comentarios críticos a la distorsión de fotografías personales para compartirlas con otras personas, y puede afectar gravemente a la percepción que los niños y los adolescentes tienen de sí mismos y de sus cuerpos.
¿Qué consecuencias puede tener la baja autoestima corporal?
Aunque a la mayoría de nosotros nos cuesta aceptar nuestro cuerpo a lo largo de la infancia y la adolescencia, este problema puede ser más perjudicial para nuestros hijos si se agrava y no recibe la atención necesaria. En el mejor de los casos, los niños insatisfechos con su cuerpo pueden sentirse más estresados de lo normal debido a su apariencia, mostrarse excesivamente vigilantes ante las interacciones sociales y desarrollar una baja autoestima a nivel general.
Por desgracia, los problemas de imagen corporal también pueden ir asociados a síntomas de depresión, ansiedad (incluida ansiedad social), trastornos alimentarios e incluso tendencias suicidas. Todos hemos oído noticias trágicas sobre jóvenes que se han suicidado después de sufrir un episodio de críticas y acoso incesante en Internet.
Por muy incómodo que a los padres nos resulte afrontarlo, estos casos son cada vez más habituales, y es fundamental que seamos conscientes de cuál es el verdadero impacto psicológico que la mala imagen corporal (y los trastornos de autoestima en general) puede tener sobre nuestros hijos. Además, debemos tener en cuenta que la insatisfacción con el cuerpo también puede provocar problemas de salud física, como, por ejemplo:
- Malnutrición
- Lesiones ocasionadas por el exceso de ejercicio físico
- Falta de sueño
- Efectos derivados de los altos niveles de estrés
Cómo detectar si tu hijo tiene una baja autoestima corporal
Una buena forma de apoyar a nuestros hijos en este sentido es permanecer atentos ante cualquier síntoma que indique que la baja autoestima corporal se está convirtiendo en algo más grave. Estas son algunas señales concretas a las que debes prestar atención:
- Observa si tu hijo suele hacer comparaciones entre él y los demás, sobre todo si van acompañadas de comentarios críticos o despectivos sobre su cuerpo u otras características. Fíjate en su comportamiento para ver si ha aumentado la frecuencia con la que habla de su peso y su aspecto físico, incluidas las comparaciones con sus amigos del mundo real o de Internet. Las observaciones relativas a los cuerpos de los demás (como «Qué gorda está» o «Cómo se le marcan los músculos») también pueden ser un indicio de lo que opina sobre la imagen corporal en general.
- Los cambios de humor o de comportamiento —por ejemplo, si se muestra más irritable de lo habitual o se niega a participar en actividades sociales—, también pueden ser síntomas de que existe un problema que debes abordar.
- Si tu hijo ha introducido cambios en sus hábitos alimentarios o de ejercicio que consideras poco saludables u obsesivos, es una clara señal de alarma. Estos pueden incluir limitar la ingesta de alimentos, hacer más ejercicio de lo normal o lo saludable y hablar con frecuencia de la nutrición y el ejercicio.
- Observar su cronología en las redes sociales también puede ayudarte a hacerte una idea de cuál es su estado anímico. ¿Esta contiene un gran número de vídeos sobre maquillaje o moda poco realistas, imágenes de influencers de las redes sociales o cuentas dedicadas a dietas o al levantamiento de pesas? Esta sección es un buen ejemplo del tipo de contenido al que tu hijo está expuesto habitualmente, y pueden servirte como indicación de lo que opina de sí mismo y de los demás.
Cómo hablar con tu hijo sobre la baja autoestima corporal
Tanto si sospechas que tu hijo sufre de una baja autoestima corporal como si no, mantener una buena comunicación con él y concienciarle respecto a este tema siempre es beneficioso.
1. Ofrécele datos objetivos sobre la forma en la que los medios influyen en nuestra autopercepción corporal. Explícale que las imágenes que vemos en Internet y en otros medios suelen estar muy editadas, y que compararnos con estos estándares no solo es injusto sino perjudicial para nuestra salud.
2. Comparte con él los problemas que tuviste a la hora de aceptar tu cuerpo cuando tenías su edad o los que tienes incluso en la actualidad —si es el caso—. Esto le ayudará a normalizar el problema y le hará sentirse menos solo y más comprendido.
3. Una buena forma de hablar con tu hijo de su imagen corporal es introducir el tema de forma natural en vuestra vida cotidiana, ya que no es necesario que se trate de una conversación «formal» para que sea beneficiosa. Haz algún comentario positivo sobre algún personaje que aparezca en público, en televisión o en las redes sociales. Cuéntale a tu hijo algo que hayas visto en Internet sobre la autoestima corporal que haya despertado tu interés o te haya parecido preocupante.
Puedes iniciar la conversación diciéndole que te enseñe una foto o un vídeo que haya visto en Internet recientemente y pidiéndole su opinión al respecto. Pregúntale qué aspecto cree que tendría esa persona si se la encontrara por la calle y dale tu opinión a su vez.
4. Al igual que en el caso de cualquier tema delicado relacionado con nuestros hijos, la clave para mantener una buena comunicación con ellos suele consistir más en escuchar que en hablar. Puede que tengas que ser tú quien inicie la conversación, pero no olvides cederle la palabra a tu hijo después y prestar atención a lo que dice. Hazle preguntas para conseguir que se abra más y deja que se exprese libremente sin interrumpirle.
5. Asegúrate de que comprenda que siempre vas a estar ahí para escucharle y para apoyarle si tiene problemas a la hora de aceptar su cuerpo. Explícale que hay muchas formas de mejorar la imagen que tiene de sí mismo y de obtener ayuda para hacerlo si fuera preciso, y que podrá contar contigo durante todo el proceso.
6. Si hay algo en concreto que te preocupa sobre la salud física o mental de tu hijo relacionado con su imagen corporal, plantéale el tema de forma empática y directa. Puede que él no lo considere algo grave, pero es importante que habléis de las cosas que te preocupan o que has observado y que penséis juntos en una forma de apoyarle en este aspecto (incluyendo la posibilidad de buscar ayuda profesional si es necesario).
Cómo promover una imagen corporal más positiva en casa
Una de las principales formas en las que los padres podemos ayudar a nuestros hijos a mejorar su imagen corporal es darles ejemplo con nuestro propio comportamiento. Eso incluye adoptar una buena actitud a la hora de referirte a tu aspecto y a tu cuerpo, evitar determinados comportamientos —como demonizar algunos alimentos concretos o realizar comentarios despectivos sobre ti delante de tu hijo— y utilizar un lenguaje positivo en general para hablar de ti mismo.
Esto también se aplica a lo que dices delante de ellos sobre los cuerpos de los demás. Los niños internalizan el lenguaje que utilizamos para hablar de nosotros y de otras personas mucho más de lo que nos damos cuenta, y tienden a imitar los comentarios que hacemos cuando hablamos solos sin que seamos conscientes de ello.
Otra buena forma de promover una autoestima corporal saludable en tu hijo es no limitar los comentarios positivos que haces sobre él a su aspecto. Felicítale por comportamientos y características personales que no estén relacionados con su imagen. Habla con él de la nutrición y el ejercicio desde el punto de vista de la salud y el bienestar físico y mental en vez de como un medio para perder peso o lograr una apariencia determinada.
Por último, recuerda comprobar y supervisar periódicamente el uso que hace tu hijo de los dispositivos tecnológicos y de las redes sociales para poder abordar los problemas de imagen corporal que estos pueden generar. Eso implica utilizar controles parentales como Qustodio para establecer y aplicar unos límites adecuados para su edad respecto al contenido que consume y el tiempo que utiliza ciertas aplicaciones.
En este sentido, también es fundamental que hables seriamente con tu hijo sobre lo que ve, las cuentas con las que interactúa y cómo se siente consigo mismo después de ver algunos contenidos o de pasar tiempo en las redes sociales. Todos estos esfuerzos contribuirán a ayudarle a desarrollar y mantener una imagen corporal más saludable y positiva, y es posible que descubras que tú también te sientes más a gusto contigo mismo. De este modo, ¡los dos saldréis ganando!