Aunque puede que a muchos les sorprenda, la cultura del selfie consiste en algo más que en hacerse una foto. Para los millenials —los primeros pioneros de esta moda—, compartir una foto suya a través de Internet suele ser una buena oportunidad para mostrarle al mundo su mejor versión; pero los nacidos en la generación Z han decidido llevar el concepto de selfie más allá. Si antes el objetivo era ofrecer un aspecto lo más cuidado y perfecto posible, ahora los jóvenes prefieren dar una imagen más desenfadada, auténtica y transgresora de sí mismos. Sin embargo, sean cuales sean las tendencias del momento, hay un hecho que sigue siendo indiscutible: no siempre es buena idea hacerse este tipo de fotos.
Una cosa es que nos dé vergüenza mirar algunos de los selfies que nos hemos hecho en el pasado (eso nos pasa a todos); pero, en un mundo como el nuestro en el que todos llevamos una cámara en el bolsillo, es fundamental que los jóvenes aprendan a reconocer la diferencia entre una foto inocente y una situación potencialmente peligrosa. Si tu hijo ha empezado a publicar imágenes suyas en Internet, te recomendamos que encuentres un hueco lo antes posible para sentaros juntos y compartir con él estos consejos para hacer selfies de forma segura.
1. Explícale los riesgos que conlleva mostrar su ubicación.
Al igual que en el caso de cualquier otra foto que tu hijo comparta a través de las redes sociales, es importante que tenga cuidado para no divulgar ningún tipo de información privada, sobre todo referente a su localización. Muchas aplicaciones y plataformas de redes sociales disponen de funciones GPS que etiquetan las fotos con la ubicación de la persona que las ha subido. Nuestra recomendación es que evites que tu hijo utilice estas aplicaciones, o que al menos desactives todas las opciones relacionadas con la geolocalización que puedan incluir.
Los letreros de las calles o los lugares emblemáticos no son los únicos elementos que pueden revelar la ubicación de tu hijo. Aunque hoy en día ya estamos acostumbrados a documentar nuestra vida cotidiana mediante historias, publicaciones y vídeos, lo que nuestros hijos ven como un simple hábito puede convertirse fácilmente en una puerta para conocer sus hábitos y sus rutinas. Incluso un elemento tan inocente como el logotipo de un instituto en una camiseta o una bolsa de gimnasio podría permitir que un desconocido localizara a un niño.
2. Haz hincapié en la importancia de proteger su reputación.
Publicar algo en Internet es como escribir con un rotulador permanente: nunca desaparece. Y los selfies, evidentemente, no son una excepción. Hay muchas probabilidades de que la huella digital de tu hijo sea evaluada en el futuro por seleccionadores de personal, asesores de admisiones y empleadores, por lo que es fundamental que aprenda a proteger su reputación. Recomiéndale que no publique fotografías suyas en situaciones comprometidas o que puedan resultar ofensivas para otras personas. Los mejores selfies son aquellos que expresan alegría y confianza en nosotros mismos.
3. Recuérdale que no todo el mundo sabe guardar un secreto.
Otra de las cosas que debemos tener en cuenta como padres es que hay adolescentes que utilizan los selfies como una forma de sexting. Asegúrate de que tu hijo comprenda que todos los mensajes que enviamos a través de Internet pueden acabar haciéndose públicos, y que bajo ninguna circunstancia debe enviar fotos íntimas a nadie, aunque la otra persona se haya comprometido a no divulgarlas. Incluso las fotos de Snapchat, que desaparecen en cuestión de segundos, pueden guardarse mediante una captura de pantalla y compartirse con el resto del mundo en un instante.
4. Todo es bueno… en su justa medida.
En esta vida casi todo puede ser perjudicial si se abusa —hasta la tarta—, y esta máxima también es aplicable a los selfies. Incluso en un mundo en el que este tipo de retratos se han convertido en algo habitual, publicar demasiadas fotos de nosotros mismos puede hacernos parecer vanidosos, desesperados o, como mínimo, obsesivos. Aconséjale a tu hijo que se limite a publicar selfies de forma esporádica en lugar de todos los días.
5. Cuanto antes hables con él sobre el tema, mejor.
Por último, es esencial que empieces a abordar con tu hijo el problema de la huella digital desde una edad temprana. Si vas a hacerte un selfie y a subirlo a las redes sociales, cuéntale lo que estás haciendo y por qué. Si vais a haceros alguna foto familiar o en grupo, pídele permiso antes de publicarla en Internet y explícale por qué es importante hacerlo así.
Esta preocupación por los selfies puede parecer un problema asociado al uso de las redes sociales que afecta únicamente a padres de adolescentes, pero hoy en día incluso los niños de 7 años tienen una cuenta en las redes sociales. De hecho, en 2021 se llevó a cabo un estudio que alertaba de que el 32% de los niños de entre 7 y 9 años utiliza las redes sociales, una cifra que aumenta hasta el 50% en la franja de edad de 10 a 12 años.
Habla regularmente con tu hijo sobre el mundo digital y sus implicaciones: lo que significa para ti y para su experiencia actual, y cómo puede afectarle en el futuro. Nuestro acuerdo digital familiar gratuito puede ser un buen punto de partida para vuestras conversaciones y os facilitará las cosas a todos a la hora de establecer límites y normas respecto al uso de Internet. Mantener este tipo de conversaciones con tu hijo y recordarle estos consejos periódicamente le permitirá establecer unas expectativas adecuadas y te ayudará a mantener una comunicación más abierta y honesta con él cuando llegue el momento de hablar sobre su huella digital. De este modo, los dos saldréis beneficiados.